Seguidores

16 may 2013

 

                                Este Jueves:   "La fiebre del oro"

 
Se despertó desmadejada, la noche había sido larga y turbulenta. De nuevo ese  sueño molesto, en el que se sentía atrapada en una especie de red invisible que la envolvía, luchaba desesperadamente por librarse de ella...hasta que sonaba el despertado y sus ojos se abrían a la luz de un nuevo día.
Cogió la jarra de miel para endulzar el café con leche que tenía delante, y al hacerlo, recordó las palabras de la gitana "no busques lo que ya tienes" -le había dicho. "Buscar"-dijo para sí-, su vida se basaba en la búsqueda; buscaba trabajo, buscaba una pareja, buscaba estabilidad, buscaba poder tocar el cielo con un dedo de pura felicidad, buscaba que la búsqueda fuera infructuosa... Y sin embargo ahí estaba, sentada frente a una triste taza de café con leche, removiendo con una vieja cucharilla su desasosiego, sin más compañía que la del impertinente mosquito que la rondaba, intentando no pensar, aterrada por todos los pensamientos que mas que acompañarla la aturdían.
Llevaba ya diez minutos removiendo el contenido de la taza,  en la mano una cucharilla mellada por el uso, y en la mente un tira y afloja entre búsqueda y pensamiento. Miró el reloj de la cocina, se levantó sin haber desayunado y, se dirigió al dormitorio. Se vistió con desgana y al hacerlo, recordó su primer día de colegio, hoy sentía el mismo nudo en el estómago, pero estaba sola, sin nadie que le diera un palmadita de ánimo en la espalda, o le regalara una sonrisa aunque fuera forzada.
Bajó del coche y miró de reojo el vetusto edificio; en su interior una larga cola de gente con sus mismos pensamientos, en el mostrador una cincuentona gorda, fea y antipática, repetía la misma cantinela una y otra vez.
Se sentó en una destartalada silla y con gesto mecánico, sacó un crucigrama arrugado del bolso. Habían pasado dos horas y seguía en la misma silla, mientras la mujer loro, repetía la misma retahíla con notable indiferencia.
Finalmente alguien pronunció su nombre, se levantó, cambió de silla y,  observó el horrendo color de las paredes. Un ligero carraspeo la sacó de su ensimismamiento, al otro lado de la mesa un rostro frío la observaba atentamente.
-No hay nada y créame que lo siento- dijo el hombre.
-¿Cómo que lo siente?-respondió alterada.
-No me malinterprete, está será la última vez que nos veamos.
-Ahora me dirá que le parece mal que no me esté muriendo.
-No... yo...verá...déjeme que le explique.
-¡Está loco de atar!- dijo levantándose bruscamente.
-¿Quieres comer conmigo, Áurea?

 

17 comentarios:

  1. La soledad de esas salas de espera, llenas de personas con los mismos miedos... ¡Es tremenda!
    La proliferación de esas mujeres loro, detras de esos tristes mostradores, hace que la espera se convierta en angustia, con lo facil que resulta esa espera cuando al oto lado encuentras una voz amiga.
    Mira tú, que al final no se equibocó la gitana el amor estaba muy cerca.
    Me gustan los bellos finales.
    Como me ha gustado conocer tu blog, te enlazo para seguir tus relatos.
    Besos jueveros.

    ResponderEliminar
  2. Tu relato destila soledades, búsquedas de cualquier cosa que suplante esa sensación, es bueno que al final haya encontrado algo.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Nuestras vidas quizás sean eso: una búsqueda permanente, una sucesión de ilusiones deshechas o concretadas. Todo depende, claro, de la suerte, el empeño y las circunstancias. Quizás para Áurea este sea el comienzo de un cambio positivo. Siempre se puede dar un giro positivo...
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Una invitación para una persona que se siente tan sola, puede tener más valor que todo el oro del mundo :)

    Bss.

    ResponderEliminar
  5. Me alegra leerte.
    Un gesto, un simple gesto nos puede cambiar la vida y sentir una felicidad tan grande como un buen tesoro.

    Un abrazo :)

    ResponderEliminar
  6. Parece que algo va a cambiar en esta vida en la que los días son pura búsqueda.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Bonita historia, hay gente que no busca llenarse de oro sino de amor, amistad, complicidad....No hay mayor tesoro.
    Un beso

    ResponderEliminar
  8. No has defraudado la ilusión que me hizo verte de nuevo por aquí. Me ha encantado esa ambientacion que das, que acerca tanto al personaje, que hace vivir sus cuitas, me parece fantástica.
    Gracias por volver. Besos.

    ResponderEliminar
  9. Anónimo18/5/13

    Gracias en primer lugar Tyrma por permitirnos asomarnos de nuevo a tu ventana. No sé porqué me han venido a la mente los versos de Lope de Vega, a mis soledades voy, de mis soledades vengo. Búsqueda continua infructuosa de muchas cosas. Tal vez esa soledad pueda quedar aliviada en parte, tal vez dos soledades al unirse no dén como resultado otra soledad sino que logren mitigar algo ese aislamiento.
    Un abrazo Tyrma, bienvenida de nuevo.



    ResponderEliminar
  10. Encontrar la ventanaita abierta y tú asomada en ella, me colma de alegría! Por otra parte, el relato me ha encantado! Un enfoque distinto del tema y una realidad descrita con todas las letras. La soledad nos empuja a búsquedas interminables, a esperas insospechadas, así que cuando de la nada surge lo inesperado hay que aprovecharlo, tal vez esa oportunidad valga más que el oro.
    Besos!
    Gaby*

    ResponderEliminar
  11. Buscar sin saber si algún día podrás encontra aquello que buscas y sin disfrutar de lo que tienes, en ocasiones nos pasa a todos.Besote

    ResponderEliminar
  12. Has trabajado el tema de la búsqueda, de oro, de trabajo, de afecto... búsqueda al fin y al cabo. Un beso.

    ResponderEliminar
  13. Agradezco en lo que valen las amables palabras de vuestros comentarios. Sí, destila soledades y búsqueda, un tramo como otro cualquiera del camino, fructífero en este caso.
    No te confundas, Pepe, abierta o cerrada, sin vosotros no pasaría de ser un triste y destartalado ventanuco.
    Un placer departir con vosotros nuevamente.

    Besos jueveros.

    ResponderEliminar
  14. Hola Tyrma!!! que bueno volver a leerte. Y leer un relato que duro y descarnado, nos sorprende con un final esperanzador...

    La búsqueda.. eterna...y siempre necesitando ese golpecito en la espalda. Vaya el mío, que te anime a seguir viendonos.

    un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  15. lindo final. inesperado.
    y esa pintura de la búsqueda!

    abrazo!

    ResponderEliminar
  16. confluyen una serie de circunstancias en esta lectura que he hecho:
    .- acabo de llegar de dar pedales hace una hora...
    .-el cansancio me ha permitido centrarme en la lectura...
    .- el escrito es sencillo...
    .- el escrito tiene la miga de la miga...
    es decir, con lo que tú has puesto, el escrito, y con mis entendederas a tope, resumo que esto es una delicia de escrito y una delicia de lectura.
    medio beso.

    ResponderEliminar
  17. A la larga estamos siempre solos con nosotros mismas, sin embargo la soledad puede romperse un buen día que parecía mal nacido, nunca se sabe, lo peor es rendirse. !Que tenga suerte y que disfrute de la comida en compañía!
    Llego tarde porque hasta ayer estaba mirando el oro auténtico del sol napolitano. Besitos muchos.

    ResponderEliminar