Gracias a San, he podido conocer a una mujer encantadora... hasta ahora sólo había leído sus escritos.
Las otras dos manos son las de Esilleviana, buena escritora y mejor compañera.
Ha sido muy grato ser tu compañera, Esi. Muchísimas gracias.
Encontró
un atadijo camuflado en una reducida muesca de la garita más
saliente del bastión, con un leitmotiv difícil de rechazar:
compañía, entretenimiento y nostalgia. Mientras observaba con
detenimiento el pequeño lío de la cuerda e intentaba mentalmente
deshacer el nudo mal hecho, interpretó que su alma no podía
osificarse en un objeto que se compra o se vende. Desde la aspillera
advirtió a las personas que paseaban por el interior de la
fortificación recordando la sonrisa de felicidad de aquella mujer
errante, o los ojos alegres de aquel enfermo acompañado, que con
caminar pausado arrastraba la vida, mientras en el suelo mojado,
quedaba la huella del hombre honesto que marcaba el paso.
Dos
chiquillos le hicieron trastabillar, y mientras el anciano se
balanceaba advirtió la presencia de un hombre en un tenderete, cuyo
rostro le era ajeno. Dispuestos sobre unas cajas pudo ver unos frascos de diversos formas, tamaños y colores. Media docena de mujeres se habían acercado para averiguar su contenido, pero extrañamente guardaban un silencio inusual.
El anciano, agradecido, tomó la palabra.
-¿Qué vendes?
-Lo que tú buscas no puedo dártelo, y lo que tengo no lo necesitas-respondió tajante.
-No has dicho lo que vendes-gritó una joven.
-Dos onzas de felicidad, media sonrisa, una pizca de sensatez, cinco gramos de buen hacer...
-¡Mentiroso! ¡Embaucador! ¡Farsante!-gritaron el resto de mercaderes.
-¿Cuánto pides por todo?-dijo una voz lejana.
-¿Acaso me lo puedes comprar?
-Toma-dijo poniéndole una bolsa de monedas en la mano.
-Con cien bolsas como ésta no compras lo que yo vendo.
El hombre soltó una sonora carcajada, ante tan insólita respuesta.
-¡Gracias!-dijo el mercader devolviéndole las monedas- Ya me has pagado.
SAN nos guiará en las demás ventas.
Intento descubrirlas detrás de esos rostros que pregonan ventas, precios, ofertas. Se han mezclado bien, nos despistan, nos envuelven.
ResponderEliminarLargo yo también un risotada, me doy por bien pagá con lo que leído de ambas.
un fuerte abrazo a cada una, y felicitaciones.
Tu risa es el mejor de los regalos para estas cuatro mano.
EliminarGracias, preciosa.
Hay cosas que el dinero no puede pagar, afortunadamente :)
ResponderEliminarBss por partida doble.
y espero que nunc pueda, no quisiera yo tener que verlo.
EliminarGracias y un beso.
Gracias a ti por enseñarme :)
ResponderEliminarUn abrazo
No te quites mérito, compañera, que fueron cuatros las manos.
EliminarHa siso un palcer.
Un relato lleno de ternura, sensibilidad y ética, tres cosas que no se compran con dinero y de la que actualmente estamos escasos, ¿y sabéis que os digo? que me alegro que no se puedan ni vender, ni comprar. Algo bueno tenía que tener la vida.
ResponderEliminarOs habéis compenetrado muy bien y os felicito por ello.
Me gusta tu ventana y para asomarme a ella me quedo por aquí.
Tienes mucha razón, Tracy, si todo se puediera compar, bajaría el precio de lo realmente importante.
EliminarMe encanta que te quedes,
Un beso.
Una buena risotada, no tiene precio... Sin dudas que hay cosas que no pueden venderse, aunque nunca falta el que pretenda embaucar. Aquí, el relato es todo un regalo para quienes venimos a ver qué se vende. Muy buena dupla, una lectura amena y originalidad. Mis felicitaciones!
ResponderEliminarBesos:
Gaby*
Si todo tuviera una etiqueta con el precio, dejaría de ser importante.
EliminarFuiste mi primera compañera en casa de Encarni ¿recuerdas? A pesar de estar absolutamente perdida, resultó una aventura encantadora.
Me alegra poderte saludar nuevamente.
Un beso.
Quién cambiaría una bolsa de risas y sonrisas por una bolsa de oro?
ResponderEliminarGenial venta. Saludos!
Pd. Tampoco yo había pasado antes por tu blog :)
Yo no, pero alguno habrá que no se cortaría una pizca.
EliminarPara todo hay una primera vez, Toni, propiciemos la segunda¿si?.
Encantada de que te quedes.
¡Qué bonito! Me encanta como habéis planteado la historia y mucho su desenlace.
ResponderEliminarBesos a ambas.
Gradcias, J.C. A mi me encata poder leeros nuevamente.
EliminarUn beso agradecido.
Me gustó mucho este relato a cuatro manos!...la felicidad es algo que no tiene precio, es cierto, por eso, cuando al menos te regalan la oportunidad de reirte con ganas, se agradece!
ResponderEliminar=)
Felicitaciones por suplicado!
Cierto Neo, la risa es una de las cosas más bonitas que nos puedan suceder...y dicen que rejuvenece y encima es gratis.
EliminarRiamos entonces...
Besito contento.
Tyrma y Esilleviana...lo que vende el vendedor no tiene precio, en frasquitos !unas joyas! concentradas ¿a qué sabrá una media sonrisa y cinco gramos de buen hacer? Manjar exquisito que requiere buena cocina, como la vuestra, mezclada (pero veo una primera parte...no sé...y una segunda, no sé no sé)
ResponderEliminarDecidme dónde está ese mercadillo, os digo; felicitaciones por estas exquisitas palabras a veinte deditos. Besitos cuatro por mano.
No sé, no sé yo...
EliminarTe gustaron las cocineras ¿verdad?...es que tienen tablas en cosas de fogones, y una brujilla les dió la receta del buen humor.
Te lo digo Natàli, dos metros a la derecha, después 27 pasos a la izquierda y de frente...los mercaderes.
B7s
Tenía verdadera curiosidad por leer este relato de Esilleviana y tuyo, Tyrma, y en verdad que no he salido defraudado. Un relato intenso, con ciertas dosis de misterio y magníficamente escrito, como no podía ser de otra manera en personas que manejan tan bien el lenguaje y las historias.
ResponderEliminarLa felicidad no tiene precio y por ello os doy sinceramente mi enhorabuena por la buena simbiosis.
Me agrada volver a leerte, yo en esta ocasión no he participado.
Un abrazo
Yo, verdaderas ganas de volver a las normalidad y a los jueves.
EliminarDicen que la curiosidad mató al gato, pero tú...tienes muchas vidas, amigo.
Muchísmas sgracias Jose Viceeente, en verdad eres un encanto.
Un beso.
Dar una vuelta por ese mercadillo debe ser tan intenso como pasarse por este blog a leer la fusion de dos excelentes ideas, que, mezcladas nos transportan, arrastran e incitan a comprar lo que no tiene precio.
ResponderEliminarUn beso a ambas.
Tu no necessitas la sonrisa que vende el mercader, la llevas incorporada de serie, carita de ángel.
EliminarBeso agradecido, amiga.
Muy bonito!
ResponderEliminarEs cierto hay cosas que no tienen precio, que no se pueden comprar ni vender... de momento.
Besos a las dos.
Si eso llegara a suceder el caos estaría servido. Ni imaginarlo quiero, Teresa, pero al paso que vamos, lo mismo hasta tienes razón y es cuestión de tiempo.
EliminarUn beso.
Un buen equipo el que habéis formado. Me alegro mucho Tyrma que participaras con Esilleviana porque os ha salido un relato original, hay cosas que no tienen precio.
ResponderEliminarUn beso a las dos.
Hacerlo me ha permitido conocerla un poquito, el resto se lo dejaremos al tiempo, que buena escribidora es un rato largo.
ResponderEliminarGracias, preciosa.
Un beso.
Bonita ficción. Un cuento más para despertar la curiosidad y mejorar la actitud.
ResponderEliminarBuen texto, claro y contundente.
Besos
Muchísimas gracias, Alfredo, siempre es u placer recibir tu visita.
EliminarUn beso.
"
ResponderEliminarGracias a San, he podido conocer a una mujer encantadora... hasta ahora sólo había leído sus escritos.
Las otras dos manos son las de Esilleviana, buena escritora y mejor compañera.
Ha sido muy grato ser tu compañera, Esi. Muchísimas gracias. "
acabo de hacer las alubias para comida de hoy. se podría decir que también acabo de despertarme. y aunque ya me he tomado mi cafelito en lo de julito y hace como hora y media que me levanté, aún estoy más que dormido...amodorrado. pero ello no me ha sido inconveniente para destacar algo importante de la proposición de san. y ello es esa tu introducción.
sabes, este juego ya lo propuse yo hace una temporada. sabes, cuando san me lo comunicó, me dije, bue, no tengo ganas de participar pues ando en época de poco pc en cuanto blogs se dice. pero ello no es óbice para reconocer que este sistema, el de escribir a 4 manos, es un bonito juego. y me baso en tu introducción...
enhorabuena a las dos por la colaboración. siempre he dicho que esto de internete sirve para muchas cosas. y una de las mejores es, sin duda, para eso, para conocer a otra gente MEJOR...
medio beso pa´las dos..
Te agradezco que a pesar de las alubias, el café en casa de Julito, y medio adormilado todavía... me dediques tan larga parrafada.
EliminarCelebro que te haya gustado mi introducción, lo pienso y lo digo, de no ser así hubiera permanecido callada o empleado otras palabras...¡hay tantas!
Me ha resultado grato, y sí, a cuatro manos o a dos, sirve para conocernos mejor y estrechar los lazos que la afición por las letras va cfeando día a día...una de las ventajas de esa ventana al mundo que es Internet.
Beso y medio.
PD- Por cierto, difícil lo has puesto esta semana, Juliano.
La intensidad de la palabra desmenuzada y expuesta, es lo que me ha parecido. Una idea muy buena y una mejor venta con un pago que no tiene precio, dar y regalar sonrisas. !que poco cuesta! Vuestras cuatro manos se han encajado perfectamente.
ResponderEliminarQue la amitad crezca.
Un abrazo lleno de cariño para las dos.
Gracias por llegar hasta aquí.
Gracias a ti, compi, por darme la oportunidad de participar en tan bella aventura.
EliminarUn beso.
Me encantó como quedó este relato, hay cuatro manos que se mezclan dando a la luz una enseñanza, el final es genial, la forma en que está redactado es impecable.
ResponderEliminarFelicidades a ambas!!
Un beso.
Gracias a ti, por llegar hasta aaquí, siempre amable con tus cálidas palabras.
EliminarMuchísimas gracias, compi.
Cuatro manos capaces de darle la vuelta a la historia. Buen final, sorprendente e inesperado.
ResponderEliminarUn beso
Gracias, Rafa, me ha encantado leerte esta semana, y desde luego es un placer que visites la ventana.
EliminarUn beso.
Nos empeñamos en ponerle precio a todo. Las cosas materiales siempre lo tienen pero no todo es materia en nuestras vidas. Muchas cosas no se pueden comprar pero sí pueden regalarse a cambio de una amplia sonrisa.
ResponderEliminarUn abrazo a ambas.
Os ruego disculpeis mi tardanza.
Nada de éso, D, José...estamos muy, pero que muy ofendidas por tu tardanza, debiera usted haber venido, antes incluso de colgar la entrada...jajaa
EliminarUna de las cosas que no se pueden comprar, son tus palabras, siempre animosas y amables...un regalo para quien las recibe, no te quepa la menor duda, amigo.
Ya sabes...dos besos.
La felicidad no tiene precio, sin embargo hay quien se empeña... Me gustó este equipo y estaba expectante con los resultados, gracias por la sonrisa que me habéis colgado con vuestras letras
ResponderEliminarBesos
(ya os había leído pero voy con retraso en los comentarios, espero que me perdonéis ;)
No hija, no te perdono, te pongo en el rincón de pensar...y hoy te quedas sin recro por tardona y olvidadiza.
ResponderEliminarBueno estaría que encima que te asomas, te tuvierámos que disculpar. Gracias por duplicado compi, que la prisa, frecuentemente nos juega malas pasadas.
Beso agradecido.