Luchó con todas sus
fuerzas, aunque sabía que siempre amaría a aquella chiquilla
caprichosa y testaruda, la que enarcaba la ceja izquierda con gesto
contrariado cuando él pasaba de largo, fingiendo indiferencia.
La tenue luz del alba la
sorprendió recordándole al único hombre que había amado. Su
porte, sus maneras elegantes y delicadas... la calidez de una voz
profunda y envolvente que arrastraba las palabras enfatizándolas...
unos ojos grandes de mirada intensa cuyos párpados rezumaban
sensualidad al entreabrirse... unos labios de melaza que insinuosos
despertaban el deseo más recóndito... pequeñas manos, palomas
blancas descubrieron los vaivenes del primer amor.
Le reconoció y abrió la
puerta.
-El niño del que renegué
está muerto.
-Deja de culparte. Y ahora
traeré unas cosas y te las comerás-dijo tajante- No pienso
recogerte del suelo aunque te abras la cabeza.
-Es un farol, me recogerías,
¡claro que me recogerías!-dijo ya en la cocina
-De la puerta no pases.
-Puedes tirarme la olla a la
cabeza pero procura no abrirme una brecha o acabarás dándome la
razón.
-Espera que sazone con
arsénico tu ensalada y veremos quién la tiene.
-¿Tendré que cortarme las
venas?
-No
olvides limpiar el suelo si te decides.
-Un
golpe la sobresaltó ¿Qué haces tendido en el suelo de mi cocina?
-No puedo moverme.
-Llamaré al médico...
-¡No! -dijo levantándose-
conste que yo tenía razón.-¡Eres repugnante!
-Y tú preciosa... -dijo
besándola
-Pero...
-Díme que eres feliz a su
lado.
Sentados en la cuerda floja
habían llegado a un punto , del que no podían ya escapar. Era la
hora de sopesar pros y contras, de enfrentarse a un hecho
irreversible y hasta irreverente, de aceptar una verdad que les
quemaba, de tomar decisiones y aceptar consecuencias, de pronunciar
un monosílabo que cambiaría sus vidas. Demasiado tiempo evitándose,
demasiados silencios, demasiadas miradas perdidas por no querer leer
en ojo ajeno, demasiadas noches amando a medias, demasiada soledad.
Estaban a punto de trasgredir la sutil línea que separa deber y
querer. Se miraron a los ojos intentando adivinar qué esperaba el
otro; había llegado el momento de decidir si se doblegaban de por
vida o se amaban unas horas.
Y sí, se saltaron todas las
reglas humanas y divinas, todas menos una, la de faltar a una verdad
que les había encadenado muy a su pesar.
Hay reglas que deben ser rotas. Este es el caso.
ResponderEliminarEn ese momento donde se cruzan las miradas se toman las decisiones correctas, no hay reglas que puedan frenar los sentimientos cuando estos son verdaderos.
ResponderEliminarUn beso.
Hermoso relato romántico. Cuando el amor es verdadero no hay decisiones ni correcciones para evitarlo. Lindo aporte.
ResponderEliminarSaludos
Muy bien construido ese amor pasional que se afronta con la verdad por delante.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Ya sabes Tyrma lo que dice el refrán, el amor tiene razones que la razón no entiende. A veces hay que asumir riesgos y aceptar que el amor nos ha vencido.
ResponderEliminarMe alegro leerte de nuevo.
Un abrazo.
A veces los sentimentos no se pueden controlar y hemos de darnos por vencidos disfrutando del momento.
ResponderEliminarMuy bien relatado
Un abrazo
Una bonita historia, aunque lo que me alegra realmente es verte de nuevo por aquí.
ResponderEliminarBesos.
Dice el refrán: "amores reñidos son los más queridos". Eso es, exactamente, lo que les pasa a los protagonistas de tu relato. Me quedo con la intriga de saber cómo continuará la historia después de ese encuentro. Un beso.
ResponderEliminarPrimero decirte, ¡Que alegría leerte!!!!
ResponderEliminarMe gustan las historias de amor, y esta da que hablar y saltar, todas reglas que sean posibles.
Un abrazo grande:)
Hermosa historia Tyrma! de esas que hacen palpitar el corazón aceleradamente..y hasta que se deciden los protagonistas!, que placer para el alma!
ResponderEliminarUn abrazo grande
Esa lucha interior, que no siempre se racionaliza como debiera. El corazón... y las vísceras son muy caprichosos. Compleja historia de final impredecible.
ResponderEliminarBesos
La historia interesante. La ambientación, tema destacado en este caso, me ha situado perfectamente en la escena.
ResponderEliminarCada uno elige lo que le conviene....aunque a aveces sería mejor que eligieran los que miran desde afuera.;
un abrazo
(muy bueno reencontrate en un jueves)
Hay amores eternos que sobreviven más allá y muy a pesar de sus protagonistas
ResponderEliminarOOooh, qué bonito relato! Si yo era seguidora tuya!!! Me alegra que retomes el blog. Nos vemos, compañera.
ResponderEliminarBeso y cafelito.
Muchas gracias a todos por propiciar que la ventana ejerza su función y nos conecte.
ResponderEliminarY agradecida igualmente por vuestros siempre amables comentarios.
Besos a todos