MIRADA RESTROSPECTIVA
MAL DE OJO
La farola nos miraba de reojo, y caprichosa se abalanzó sobre nosotros. La mire para decirle las tres mil por tan grosero comportamiento, pero al girarme me di cuenta de que era bizca. ¡Fatalidad!-me dije- poco y malo nos puede traer una farola lisiada.
Quise saber el porqué de tan insidioso comportamiento, y antes de que comenzara la retahíla de reproches que se agolpaban en mi mente, la tenue voz de mi acompañante me pidió un mínimo de recato.
-Déjala, está vieja y cansada, lo último que necesita es que te ensañes con ella-me dijo con un tono de voz casi imperceptible.
-Mirame-continúe con la ira inyectada en los ojos-Tengo veinte años y aquí me tienes, atrapada en un amasijo de hierros por tu culpa, lo mínimo que deberías hacer es echarme una manita, en lugar de guiñarme el ojo con descaro.
-Yo en cambio,-dijo tartamudeando- soy una anciana. Llevo toda la vida aquí, mirando a la gente que pasa, observando sus rostros lozanos, la alegría en sus ojos, viéndoles envejecer hasta que un día...
-¿Qué sera de mi ahora, quién me querrá con esta cara?
-Pregúntale a él-respondió antes de apagarse para siempre.
Y sí, cada vez que recuerdo ese día, le miro a los ojos, y señalando con el indice mi rostro, le digo con guasa: ¡bonita forma de declararte, truhán!
Quise saber el porqué de tan insidioso comportamiento, y antes de que comenzara la retahíla de reproches que se agolpaban en mi mente, la tenue voz de mi acompañante me pidió un mínimo de recato.
-Déjala, está vieja y cansada, lo último que necesita es que te ensañes con ella-me dijo con un tono de voz casi imperceptible.
-Mirame-continúe con la ira inyectada en los ojos-Tengo veinte años y aquí me tienes, atrapada en un amasijo de hierros por tu culpa, lo mínimo que deberías hacer es echarme una manita, en lugar de guiñarme el ojo con descaro.
-Yo en cambio,-dijo tartamudeando- soy una anciana. Llevo toda la vida aquí, mirando a la gente que pasa, observando sus rostros lozanos, la alegría en sus ojos, viéndoles envejecer hasta que un día...
-¿Qué sera de mi ahora, quién me querrá con esta cara?
-Pregúntale a él-respondió antes de apagarse para siempre.
Y sí, cada vez que recuerdo ese día, le miro a los ojos, y señalando con el indice mi rostro, le digo con guasa: ¡bonita forma de declararte, truhán!
EL ÚLTIMO COMENSAL
De espaldas al mundo, cuchara de madera en mano, remueve el contenido con entrega de madre. Sobre la mesa, ya caramelizado, el molde dónde verter su amor.
Cada viernes observo la misma escena, luego, con mi diminuta silla roja en la acera, espero paciente su llegada.
Miro fijamente un punto concreto, pronto le veré girar la esquina, con su bolsa al hombro alzará la mano al verme, yo le esperare sentada, no puedo levantarme y salir corriendo-me ha dicho la abuela-
Irrumpo en la cocina gritando: quiero flan, quiero flan...Ella niega con la cabeza un viernes más, ella sabe mejor que nadie lo que quiero y lo que temo.
Regreso a la puerta, está oscureciendo y no viene, entro nuevamente en la cocina gritando :quiero flan, quiero flan..niega con la cabeza y salgo nuevamente.
Se ha encendido la farola de la esquina y no llega...quiero flan, quiero flan-digo en voz baja.
Mi abuelo me coge por sorpresa, me estrecha entre sus brazos y le digo que quiero empezar el flan, me besuquea mientras saca de mi oreja una moneda de chocolate, luego me dice bajito que lo empezaremos cuando él llegue.
¡Ya está aquí, el tío ya está aquí! -grito nerviosa-, él me mira y levanta la mano. Entro precipitada al patio y espero preguntándome qué sucederá ahora.
El primer abrazo es para mí, la abuela nos observa sonriente y espera que el juego concluya.
Mi abuelo sale a su encuentro y le da un abrazo, luego viene hacia mí y cogiéndome en brazos me pregunta si quiero flan, niego con la cabeza, miro la puerta cerrada y sonrío feliz. ¡Ya estamos todos...no me gusta el flan!
Cada viernes observo la misma escena, luego, con mi diminuta silla roja en la acera, espero paciente su llegada.
Miro fijamente un punto concreto, pronto le veré girar la esquina, con su bolsa al hombro alzará la mano al verme, yo le esperare sentada, no puedo levantarme y salir corriendo-me ha dicho la abuela-
Irrumpo en la cocina gritando: quiero flan, quiero flan...Ella niega con la cabeza un viernes más, ella sabe mejor que nadie lo que quiero y lo que temo.
Regreso a la puerta, está oscureciendo y no viene, entro nuevamente en la cocina gritando :quiero flan, quiero flan..niega con la cabeza y salgo nuevamente.
Se ha encendido la farola de la esquina y no llega...quiero flan, quiero flan-digo en voz baja.
Mi abuelo me coge por sorpresa, me estrecha entre sus brazos y le digo que quiero empezar el flan, me besuquea mientras saca de mi oreja una moneda de chocolate, luego me dice bajito que lo empezaremos cuando él llegue.
¡Ya está aquí, el tío ya está aquí! -grito nerviosa-, él me mira y levanta la mano. Entro precipitada al patio y espero preguntándome qué sucederá ahora.
El primer abrazo es para mí, la abuela nos observa sonriente y espera que el juego concluya.
Mi abuelo sale a su encuentro y le da un abrazo, luego viene hacia mí y cogiéndome en brazos me pregunta si quiero flan, niego con la cabeza, miro la puerta cerrada y sonrío feliz. ¡Ya estamos todos...no me gusta el flan!
El primer relato es un poco ecléctico pero me gustó. El segundo es muy emotivo y esa forma de repetir la petición de la niña y ese final donde aclara que no le gusta el flan dan las claves de la espera y de mucho más que se intuye.
ResponderEliminarUn saludo
ibso
PSD: deberías fijar mejor los márgenes del texto ya que no se salen de la página.
Corrección: Ya que se salen de la página
EliminarGracias por avisarme, en mi monitos no se advertía el fallo.
EliminarGracias igualmente por el comentario.
Un saludo.
Hola Tyrma, dos miradas distintas, pero interesantes ambas, estoy con Ibso, me gustó más el segundo, pero es que ya has visto que soy una sentimental, je, je. No te equivocaste, mi infancia fue muy feliz, entonces no hacían falta tantos cachivaches como ahora, con una caja de recortables y cuentos de hadas se me pasaban los días volando, además crecí rodeada de mucho amor, y eso sin la menos duda es lo mejor que se le puede dar a un niño.
ResponderEliminarMe encanta tu ventana, da gusto asomarse a ese cielo azul. Besitos.
la verdad es que me quedo un poco pasmado y sin mucho que aportar. Me gustan, me gustan pero creo que el contraste es lo que me impide concentrarme en uno de los dos y penetrar a fondo.
ResponderEliminarMe imagino mejor la primera escena que la segunda. Pero ambas tienen toques de complejidad especiales.
¡Mucho curro Tyrma! Felicidades. Me he añadido a tu lista de seguidores.
Hasta pronto
No hay más grato sabor que el del ansiado reencuentro!...en todo caso el flan resultó ser la más acaramelada excusa!
ResponderEliminar=)
Un abrazo
Gustándome ambos relatos, me quedo con el primero de los dos, por lo que tiene de acontecimiento que marcó la posterior trayectoria de una vida. No parece la mejor forma de constatar la firmeza de unos sentimientos, pero ¡bendita farola!.
ResponderEliminarTyrma te digo como Ibso. Para poder leer tus dos textos me los he tenido que copiar en Word, ya que se salen del margen y quedan parcialmente ocultos por la columna de la derecha.
Gracias por tu participación.
Un fuerte abrazo.
Gracias,Pepe, en mi monitor no se advertía en fallo.
EliminarGracias igualmente, por un jueves tan lleno de recuerdos encantadores.
Dos besos...a repartir.
Me gusta el flan!!! me gusta el flan!!! y los dos relatos, me los leí de un tirón, como me comería ese flan, si hubiese llegado con el tío.
ResponderEliminarMe quedo bajo la farola de tu esquina esperando que estemos todos los jueveros juntos, y así nos comemos el flan!
un fuerte abrazo
Muy buenos, me encanta Mal de ojo, por el modo en que juegas con los elementos que intervienen en el relato. Muy preciso,
ResponderEliminarEl último comensal rezuma ternura.
Besos Tyrma.
Están muy bien, el primero me ha gustado mucho, la pobre farola hecha polvo después del golpe.
ResponderEliminarUn abrazo
me llamo gus y este soy yo...
ResponderEliminara las buenas...
me quedo con el segundo texto, me quedo con él por el contrapeso que hay entre el sabor de lo dulce y el sabor del amor.
medio beso.
Veo división de opiniones, aunque he de decir que a mi me han gustado los dos relatos precisamente por lo distintos que son. ¡Y mira que al final resulta que ni le gustaba el flan! ;) Un beso.
ResponderEliminarHola Tyrma, primero que nada alegrame por tu regreso a los jueves, volvemos a estar todos.
ResponderEliminarDe los relatos, es lo que ocurre cuando hay más de uno y encima parecen tan distintos, pero no creo que debamos elegir, cada uno tiene su estilo e incluso parecen complementarse. El primero parece sacado de las clasicas fábulas sobre los ejemplarizantes modos de comportarse y el segundo de una exquisita sensibilidad, ambos son igualmente interesantes. Me gustan mucho los dos.
La pequeña historia que me has contado en tu comentario a mi jueves, como bien dices hubiera venido muy bien aquí. Yo particularmente afirmo que me has regalado en total tres historias preciosas, por lo que te doy las gracias y mi enhorabuena.
Un abrazo
El primer relato me ha resultado divertido y muy original. El segundo, me recuerda a las manías de los nenes, que se ponen muy pesados con cosas que luego nisiquiera les gustan o interesan; pero son así.
ResponderEliminarSaludos!
Me gustan los dos relatos Tyrma, distintos, dificil elegir.
ResponderEliminarEl primero divertida visión y el segundo muy tierno.
Un abrazo.
Muy buenos los dos! El primero es muy original y divertido, me quedo con él y me como el flan.
ResponderEliminarUn beso.
Dos relatos muy bien trabajados, con una envidiable imaginación.
ResponderEliminarEl primero divertido y el segundo muy tierno.
Un beso.
Los dos relatos son hermosos, el primero es divertido visto desde el punto de vista que le das. El segundo es tierno y emotivo, me deja mucha ternura.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hacía tiempo que no sabía nada de ti, bueno, yo también andaba ocupada, y me alegra que hayas vuelto con estos bonitos relatos, tan distintos y tan efectivos los dos, que me quedo con ambos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ese flan y esa cuchara de madera y esos abrazos del abuelo y esa ternura.... evocador, si. Un beso.
ResponderEliminarMe parecen los dos entrañables, aunque me quedo con el primero: es original hasta decir basta.
ResponderEliminarUn placer encontrar tu blog. Te sigo y nos vamos leyendo.
Un beso
Gracias por tu visita y dejar tu huella, ella me ha traído hasta aquí.
ResponderEliminarVolveré.
Buen inicio de semana
Gracias a todos por vuestras cálidas respuestas.
ResponderEliminarUn beso.
Hermosos relatos. Un placer visitarte y leerte. Regreso pronto!
ResponderEliminarun abraXo!
ResponderEliminarGracias Marylin.
No sé si lo has leído en la entrada anterior, en estos momentos no me es posible participar, pero también yo te leeré a mi vuelta.
Un abrazo.